Les Terres Argileuses Blanc de Blancs

Vinculado a la decisión de su padre de sumergirse en el arte de la viticultura y la vinificación, Tristan heredó no solo las habilidades vinculadas a la vid, sino también las exigencias asociadas al champán. Su pericia, forjada en diversos viñedos, le proporcionó los conocimientos esenciales para emprender su propio camino a principios de la década de los ochenta.

La determinación de preservar el legado familiar y la inversión de sus padres lo llevaron a enrolarse en la Escuela de Viticultura. En 1999, decidió unirse a la finca con el propósito de formarse junto a su padre, consolidando así una experiencia sólida en el campo.

El año 2001 marcó un punto crucial cuando asumió la gestión personal de ciertas viñas y obtuvo los derechos de replantación. En 2003, con un viñedo modesto de 2,5 hectáreas, dio inicio a la creación de sus propios vinos, específicamente champagnes que encarnan un estilo distintivo y reflejan el carácter único de la tierra.

Así, entre el anhelo de preservar la tradición familiar y la pasión inherente a Tristan, se gesta la historia de un hombre comprometido con la excelencia enológica.