Servir una copa de vino es un arte en sí mismo, y, al igual que todo arte, el de servir vino tiene secretos escondidos. Hay que tener en cuenta muchas variables, como la temperatura del vino, el tipo de copa o para qué se está sirviendo el vino. Por eso, desde Guarda el Corcho te damos los mejores tips para servir una copa de vino como un experto.
La temperatura del vino
Lo primero que hay que hacer antes de servir una copa de vino es prepararlo para que esté a la temperatura perfecta. Los enólogos aconsejan dejar que el vino se enfríe de forma gradual y utilizar una cubitera con agua y hielo para mantener el vino a la temperatura óptima durante más tiempo. Esto se hace porque si la temperatura del vino al servirlo es baja los aromas no saldrán y resultará áspero en la boca, y por el contrario, si la temperatura es muy alta el sabor a alcohol se verá potenciado.
Pero, ¿cuál es la temperatura ideal según el tipo de vino?
- Blancos jóvenes, espumosos, finos y manzanillas: de 5º a 8º C
- Rosados y blancos muy dulces: de 8º a 10º C
- Blancos con crianza, amontillados, olorosos y oportos: de 10º a 12º C
- Tintos con crianza: de 14º a 16º C
- Tintos reserva y gran reserva: de 17º a 18º C
Oxigenación
Cuando abrimos una botella de vino que lleva mucho tiempo cerrada es importante saber cómo mejorar sus características. Para ello hay dos métodos. Por un lado, está la decantación que nos permite separar las partículas que contiene el vino vertiendo el líquido en otro recipiente, sobre todo se hace con vinos que tienen posos. Y por otro lado, la oxigenación cuyo fin es que el vino coja fuerza y que los aromas propios de la botella afloren antes de su degustación.
Para oxigenar bien el vino lo ideal es que se deje entre diez minutos y dos horas; sin embargo, solo se deben oxigenar los tintos y blancos jóvenes y de crianza.
El tipo de copa
Una vez que hayamos abierto el vino, es hora de elegir qué copa utilizaremos para servir el vino. Cada tipo de vino tiene una copa ideal ya que permite que se potencien las características únicas de cada vino. Para vinos potentes se recomienda utilizar una copa de tipo balón, mientras que para vinos finos lo mejor es una copa estrecha.
Aún así, existen unas normas que se deben seguir. Para empezar, nunca se debe servir vino tinto en una copa para champagne, ni un vino blanco en una copa borgoña; además es mejor evitar copas demasiado pequeñas o demasiado anchas. Afortunadamente, existen dos copas que sirven para todos los vinos:
- La copa tulipán que se adaptar a todos los vinos
- La copa polivalente perfecta para vinos blancos ligeros o potentes y tintos jóvenes o viejos, incluso para vinos espumosos
El orden para servir vino
Elegir el vino siempre va a depender de su maridaje, pero existe un orden lógico basado en el cuerpo del vino, ya que a mayor color, crianza o azúcar el vino será más corpulento. Normalmente se sirven los vinos blancos y rosados primero y después el vino tinto. Se empieza por los vinos jóvenes hasta los más añejos. Es decir, se empieza por los más ligeros hasta llegar a los que tienen más cuerpo.
- Blancos → rosados → tintos
- Jóvenes → crianzas → reservas
- Secos → abocados → dulces
Cómo servir el vino
Según los expertos las copas de vino se llenan aproximadamente un tercio de su capacidad (150 ml) para facilitar la oxigenación y que salgan los aromas, es decir, la proporción perfecta es un dedo por debajo de la curva natural de la copa. Pero, como todo dentro del mundo del vino existen matices según el tipo de vino:
- Vinos tintos o blancos: aproximadamente un tercio de la copa, 150 ml.
- Vino de Jerez: al ser vinos con sabor potente y mayor graduación alcohólica, se sirve en una copa pequeña, 90 ml.
- Vinos Dulces: los vinos dulces son considerados como vinos de postre, y suelen servirse entre 60 y 90 ml.
Ahora que ya conoces los secretos para servir una copa de vino a la perfección, no dudes en mirar la selección de vinos y champagnes de Guarda el Corcho y descubre cuál será la siguiente botella que adorne tu cocina.
